Durante muchos años viví en piloto automático.
Siempre con algo pendiente. Siempre respondiendo. Siempre corriendo.
Y como muchas personas, me decía:
“Es normal, es la vida moderna.”
Hasta que el cuerpo empezó a decir “basta” con señales claras:
Cansancio crónico. Ansiedad. Insomnio. Comer sin hambre. Falta de motivación.
Fue entonces cuando conocí el mindfulness.
Y lo descubrí no como una moda, sino como una necesidad.
¿Qué es realmente el mindfulness?
El mindfulness, o atención plena, es la capacidad de estar aquí y ahora, con lo que está pasando.
Sin juzgar. Sin querer que sea distinto. Sin huir.
No se trata de poner la mente en blanco.
Tampoco necesitas sentarte en posición de loto.
Se trata simplemente de estar presente. Y eso, en sí mismo, ya es sanador.
¿Por qué empecé a practicarlo?
Porque estaba agotado.
Tenía éxito profesional, pero sentía que algo faltaba.
Me costaba dormir, comer con conciencia, conectar con los demás sin interrupciones mentales.
Decidí probar con prácticas muy sencillas:
- Respirar antes de mirar el móvil
- Caminar sin auriculares
- Comer prestando atención
- Hacer pausas reales entre tareas
Y con el tiempo, noté el cambio.
Lo que el mindfulness cambió en mí (y puede cambiar en ti)
✔ Dormía mejor
✔ Tenía más claridad mental
✔ Mis decisiones eran más conscientes
✔ Comía con menos ansiedad
✔ Me relacionaba con menos reactividad
✔ Recuperé energía y enfoque
Lo más importante:
Volví a sentirme presente en mi propia vida.
¿Cómo puedes empezar tú?
No necesitas una hora al día.
No necesitas cambiar tu vida entera.
Empieza por aquí:
1. Pausa consciente de 1 minuto
Detente ahora mismo. Cierra los ojos. Respira profundo. Solo eso.
Hazlo 3 veces al día. Sin expectativas.
2. Atención plena en una tarea diaria
Elige una: ducharte, comer, caminar.
Hazlo sin distracciones. Solo estar ahí.
3. Un momento de gratitud al final del día
Antes de dormir, piensa:
¿Qué me dio paz hoy? ¿Qué agradezco de este día?
Estas pequeñas prácticas reconectan tu mente con tu cuerpo.
Y esa conexión es lo que muchas veces estamos buscando, sin saberlo.
El mindfulness no es perfección. Es práctica.
Habrá días buenos y días donde te olvides.
Pero si vuelves, aunque sea por un minuto, ya estás practicando.
Y cada vez que vuelves a ti, recuperas algo muy valioso: tu presencia.
¿Te gustaría profundizar?
En FuerzaYCalma, acompañamos a mujeres como tú a integrar estas herramientas de forma realista, sin complicaciones y con resultados sostenibles.
Muy pronto lanzaremos una guía gratuita para ayudarte a comenzar.
Mientras tanto, puedes explorar otros artículos o escribirme si sientes que es momento de hacer un cambio real.
¿Te gustó este contenido?
Comparte este artículo o guárdalo para volver cuando lo necesites.
Porque a veces, solo hace falta un pequeño recordatorio para volver a ti.