Lo mejor de cada día es ser sincero contigo mismo y ser sincero con los demás.
Si tienes algo que decir, dilo sin más. Sin gritar y sin ofender; solo dilo.
No te guardes las cosas, salvo que en verdad las dejes pasar, son un fardo que nos impide avanzar.
Si alguien te ofende, responde amablemente o simplemente déjale pasar. Si no aceptas un obsequio, el obsequio es de quien lo da, o lo quiere dar.
Muchos problemas se ahorrarían si fuéramos más sinceros en los momentos justos. No esperes a que algo este roto para tratar de reconstruirlo.
Las personas, en general tienen buena fé. No pienses en primer lugar en lo malo; piensa en lo bueno de las cosas, en la buena fé de las personas.
El mundo no está contra ti, sino contigo. Si quieres a los demás de forma sincera, ellos te quieren a ti.